5 jun 2010

Extraído de "La Escuela del Mundo al Revés" de Eduardo Galeano

Los inquisidores dedicaron todo el manual, desde la primera hasta la última página, a justificar el castigo de la mujer y a demostrar su inferioridad biológica. Ya las mujeres habían sido largamente maltratadas por la mitología griega cuando la atolondrada de Pandora destapó la caja que llenó al mundo de desgracias. Charles Darwin reconocía algunas virtudes femeninas, como la intuición, pero eran "virtudes características de las razas inferiores".

La mujer, nacida para fabricar hijos, desvestir borrachos o vestir santos, ha sido tradicionalmente acusada, como los indios, como los negros, de estupidez congénita. Rara vez se menciona a las mujeres europeas que protagonizaron la conquista de América o a las mujeres criollas que empuñaron la espada en las guerras de independencia, aunque los historiadores machistas bien podrían, al menos, aplaudirles las virtudes guerreras.

Como también ocurre con los indios y los negros, la mujer es inferior, pero amenaza. "Vale más maldad de hombre que bondad de mujer". Y bien sabía Ulises que debía cuidarse de los cantos de las sirenas, que cautivan y pierden a los hombres. No hay tradición cultural que no justifique el monopolio masculino de las armas y de la palabra, ni hay tradición popular que no perpetúe el desprestigio de la mujer o que no la denuncie como peligro. Enseñan los proverbios, transmitidos por herencia, que la mujer y la mentira nacieron el mismo día y que la palabra de mujer no vale un alfiler, y en la mitología campesina latinoamericana son casi siempre fantasmas de mujeres, en busca de venganza, las temibles ánimas, las luces malas, que por las noches acechan a los caminantes. Por algo fueron las mujeres las víctimas de las cacerías de brujas, y no sólo en los tiempos de la Inquisición. Endemoniadas.

Confirmaciones del derecho de propiedad: el macho propietario comprueba a golpes su derecho de propiedad sobre la hembra, como el macho y la hembra comprueban a golpes su derecho de propiedad sobre sus hijos. Y las violaciones ¿No son, acaso, ritos que por la violencia celebran ese derecho? El violador no busca, ni encuentra, placer: necesita someter.

"En el mundo de hoy, nacer niña es un riesgo" comprueba la directora de la UNICEF. Y denuncia la violencia y la discriminación que la mujer padece, desde la infancia, a pesar de las conquistas de los movimientos feministas en el mundo entero.

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